Hay montones de noticias que hablan de los “lobistas” y casi siempre son asuntos espinosos. Con toda razón, pues estos personajes son definidos como personas “que se dedican a tratar de influenciar principalmente a los legisladores (congresistas) en favor de los intereses que representan” (Ver más aquí)
Dicho esto, uno comienza a sospechar que sólo los que tengan más dinero conseguirán que los legisladores aprueben o no ciertas leyes. Lamentablemente mucho de esto es cierto. Se conocen casos concretos que han sido denunciados por los medios, en la redes sociales, con documentales, organizaciones no lucrativas, y demás esfuerzos que al no tener el mismo músculo financiero hacen cuesta arriba la tarea.

Hay que estar pendiente de este tipo de acción. No se puede permitir que un senador o representante haga leyes, o tome decisiones según cuál Lobista le ofrezca más.
Debido a que todo lo que se debate en ambas cámaras debe ser reflejado en una agenda diaria, es relativamente sencillo darle seguimiento a diversos casos y con ello, saber de qué lado están los congresistas.
En este momento hay 9,487 lobistas y en lo que va de año han repartido casi US$800 millones. Considerando que el salario de un representante es de US$174.000 al año, sacar la cuenta no es muy difícil. Si se dividen 800 millones entre los 100 del Senado y los 435 de la Casa de Representantes, sobra y queda vuelto.
La única manera de luchar contra esta sombra que amenaza a la democracia en Estados Unidos, es votando con información e inteligencia.